Néstor Castro

Don Néstor, Doña Yolanda y sus siete hijos conforman la familia  Castro Ríos. Cuzqueños  unos y huancaínos otros  de nacimiento, todos desde muy niños dieron forma a sus primeras piezas de barro – carritos, muñequitos – hechas para ser juguetes. Siendo aún una familia joven, se trasladaron del genuino barrio de San Blas en Cuzco a Huancayo, donde  desarrollaron  un arduo trabajo en el Instituto  Nacional Cultural (INC) de esta ciudad y donde además empezaron una nueva Escuela ceramista, la escuela de los Castro. Luego de 30 años, se trasladaron al Callao, en donde actualmente viven la mayoría de ellos. El estilo de los Castro, iniciado por el padre, Don Néstor, es fuerte e impactante. En sus obras podemos ver  al hombre del ande: manos y pies grandes, cuerpo fuerte y rostro expresivo. Su obra es también, registro de las manifestaciones inmateriales de Junín, de donde resaltan las escenas del Huaylarsh y de la Huaconada. Mención  especial merecen sus imágenes de Cristo, en donde el artista vuelca su profunda devoción y fe, – como él dice –  y todo lo que ha caminado.Don Néstor y Doña Yolanda no tuvieron que enseñar a sus siete hijos a elaborar obras de arte, ellos desde pequeños moldearon el barro con un estilo propio que brotaba de su tradición familiar, el que poco a poco amalgamaron y transmitieron a los niños y jóvenes que asistían a la Casa de la Cultura de Huancayo. Por su estilo singular, por la labor de difusión del PCI de Junín y por el desarrollo de una escuela ceramista, Don Néstor Castro ha sido reconocido en 1998 por el INC, hoy Ministerio de Cultura como como Patrimonio Cultural Vivo del departamento de Junín. La cerámica es una de las expresiones que más habla de su creador, de su vida y sus experiencias. Plasma muy evidentemente  lo inmaterial que hay detrás de una pieza material.

 

Reseña, Caridad Pizarro
31 de mayo de 2013

Entrevista, Tabata Matos
18 de marzo de 2018

Fotografía, Tabata Matos y archivo ICTYS

 

Néstor Castro Ríos

Con más de 60 años de vida artística, se le reconoce como uno de los creadores del arte grotesco andino y creador de la caricatura escultural. “Mis figuras son auténticas expresiones espirituales con características propias”

Don Néstor ¿Cómo empezó a introducirse en el arte popular? Nací en el barrio de San Blas, un barrio de artistas, donde practicábamos arte desde niños. En los colegios siempre era común pedir trabajos hecho en arcillas, figuras simples, pero uno ya se empezaba a introducir en este arte desde joven.

En mi juventud trabajé como carpintero, pero en mis ratos libres me dedicaba al arte, dándome cuenta de las capacidades que tenía y el don que me había dado Dios.

¿Recuerda sus primeros trabajos? Mis primeros trabajos artísticos fueron cuando comencé a imitar obras como “La Piedad” de Miguel Ángel, San Cristóbal cargando al niño Jesús, campesinos que reflejaban mi cultura y figuras como Don Quijote y Sancho Panza.

¿Cuándo se sintió realmente un artista o que sus piezas generaban algún impacto? Al empezar a realizar tales obras como las mencionadas, empecé a exponerlas y generaron tal éxito, que renuncié al trabajo de carpintero y me dediqué por completo al arte popular. Me pude dar cuenta el talento que tenía y lo que mis obras plasmaban a los demás.

El trabajo de usted es comparado con el maestro Edilberto Mérida por lo grotescas de sus piezas ¿El tuvo en  usted algún tipo de influencia? Si me lo han mencionado, yo si creo que nuestro trabajo es diferente, existe lo grotesco en ambos y si naces en el mismo lugar, puedes encontrar similares características en los estilos de arte de otros artesanos también. Si pones una pieza mía a lado de la de Edilberto se puede ver la diferencia y reconocer de cual es cual. En mis obras yo destaco la fuerza en las diversas situaciones de la vida cotidiana. ¿Cómo llegó a desarrollarse en Huancayo? En 1957 el cineasta huancaíno, César Villanueva me invitó a Huancayo a fomentar mi arte, porque le pareció novedoso y me asombré el gran recibimiento que tuvo, ya que en esa época se trabajaba más la alfarería. Fue una de las razones por las cuales me quedé en Huancayo.

Sé que tiene un estilo en particular, pero ¿Cómo describiría su arte? Lo defino como un estilo grotesco escultural andino. Mis figuras son auténticas expresiones espirituales con características propias, siempre me gusta superarme, en cada obra plasmo contenido social de los pueblos, pasajes bíblicos, estampas folklóricas, vivencias cotidianas, personajes históricos y creando piezas nuevas.

Al compartir su arte en Huancayo se le ha reconocido como Patrimonio cultural vivo ¿Qué siente que un pueblo donde usted no nació, le dé tanto apoyo y reconozca su trayectoria? Yo me siento muy contento, como usted dice, es un pueblo el cuál yo no nací y recién fui a parar a los 19 años, pero me recibió con los brazos abiertos y permitió que comparta mi arte, que enseñara mi arte. Yo le tengo un gran respeto y agradecimiento a Huancayo.

¿Puede mencionarme otros reconocimientos o lugares donde haya expuesto su arte? Claro. En Huancayo, la municipalidad me ha otorgado varios reconocimientos por mi participación en ferias, exposiciones y por promover el arte peruano. En Lima mis obras han sido expuestas en La Casa O ́Higgins, en la  Galería de arte Pancho Fierro, en el Palacio de Gobierno. El centro comercial Jockey Plaza me entregó un reconocimiento por mi trayectoria artística. 

Con casi ochenta años de edad, usted ha dedicado más de sesenta al arte popular, ¿Qué lo hace vigente?, ¿Qué puede esperar el público para seguir sorprendiéndose con su propuesta artística? Gracias a Dios, sigo vigente; cuento con el apoyo de mi familia; sigo desarrollando la parte creativa con nuevas esculturas y propuestas. Lo que veo y me impacta lo registro en una obra de barro. Actualmente vivo en el Callao y en ese entorno sigo proponiendo nuevas obras.